Quiero comenzar este artículo con una reflexión, y es que: “las civilizaciones pasan a la historia de la humanidad por su cultura, y no por sus guerras”, ya que éstas, aunque no se pueden olvidar, deseamos no recordarlas. La base sólida de la cultura reside en la permanente formación y en el enriquecimiento de aquellos que se forman.
Dicho lo anterior, resulta fundamental concienciarnos de la necesidad de adaptarnos a las enseñanzas que demandan los nuevos tiempos. Hoy, vivimos en una sociedad que cada día exige cambios permanentes pues asistimos a momentos exigentes en formación, ahora bien, para contar con una formación de calidad, debemos aplicar estrategias pedagógicas vanguardistas; lo que significa conocer el uso de las tecnologías de modo eficaz. Hoy nos estamos adaptando a la inteligencia artificial, pero no debemos olvidar lo más importante, y es, que siempre la persona debe estar por encima de esta. Me gusta resaltar el término humanismo digital, ya que las nuevas tecnologías no pueden llegar a anular o suplir a esta.
La formación es además imprescindible en cualquier sector y especialmente en el asegurador y en el de la distribución de seguros privados, la que se encuentra regulada por la Resolución de la DGSFP de 3 de junio de 2021. Las aseguradoras, además, valoran de manera eficiente la preparación de aquellos que se dedican profesionalmente a la mediación de seguros, ahora bien, aunque existe la norma regulatoria de obligado cumplimiento que acabo de citar, esa formación no hay que verla como imperativa exigencia sino, por el contrario, como base sólida para el referido crecimiento profesional y garantía de servicio a favor de los clientes asegurados.
Desde Apromes, venimos formando en lo que hoy se denominan Niveles 1,2 y 3, enseñanzas que impartimos desde hace años, conscientes de que los alumnos van a tener acceso a un futuro en el sector, el que ha demostrado su fortaleza después de la pandemia del año 2020, y también les va a ayudar a prosperar en su entorno profesional actual.
